Carcabuey despedía a mediodía de ayer a Francisco Garrido Roldán, que la noche del jueves murió a consecuencia del virulento ataque de dos perros rottweiler y rottweiler cruzado con pitbull en una finca ubicada a unos dos kilómetros de la localidad, en el paraje El Masegal. Numerosos vecinos y compañeros de trabajo de la víctima quisieron acompañar a la familia en estos difíciles momentos, mostrando su consternación por unos hechos que deberá esclarecer la investigación iniciada al efecto y que, más de 24 horas después de lo ocurrido, aún seguían causando estupor en Carcabuey. La dramática muerte de Francisco ha generado un profundo pesar entre sus residentes, al ser una localidad en la que todos sus vecinos se conocen y habían tratado al fallecido, que ejerció durante un tiempo como director en una sucursal bancaria. El sepelio, celebrado en la parroquia de la Asunción, en cuyo exterior se vivieron momentos de tensión cuando varios familiares de la víctima impidieron a los medios de comunicación allí desplazados tomar imágenes cuando el féretro accedía al tempo, contó con la presencia de la mujer de éste y uno de sus hijos. El otro hijo del fallecido, que también fue herido en sus extremidades por los mismos perros, permanece aún ingresado en el área de traumatología del hospital comarcal Infanta Margarita de Cabra, con pronóstico grave. De hecho, se teme que pudiera perder uno de los brazos afectados por las mordeduras. En cuanto al responsable de la custodia de los dos perros, al que se le imputa un delito de homicidio por imprudencia y otro de lesiones por imprudencia, fue detenido el viernes y puesto en libertad unas horas después. El hombre está a la espera de que el juez le tome declaración y según declaró ayer el alcalde del municipio, Rafael Sicilia, "necesitará ayuda psicológica", ya que está "muy mal anímicamente".
Los trágicos sucesos tuvieron lugar en la tarde noche del pasado jueves. Francisco Garrido se encontraba en una finca ubicada en el paraje de El Masegal, donde recibió el ataque dos perros de raza peligrosa, cuya desaparición había sido denunciada a la Guardia Civil esa misma mañana por el responsable de la custodia de ambos canes. Este hombre ejercía desde hacía tiempo labores de vigilancia en una empresa dedicada a la fabricación de quesos, próxima al lugar donde se produjo el fatídico hecho. El segundo ataque se produjo cuando el hijo del fallecido, de 29 años, acudió en ayuda de su padre y también fue agredido. Logró salvarse al refugiarse en una de las cuadras de la finca.
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